JESÚS URZAGASTI, EL TARIJEÑO QUE MARCÓ LA LITERATURA NACIONAL

8:40 a. m.


“Cuando cierro los ojos, el universo tiembla conmigo”, escribió alguna vez el poeta tarijeño Jesús Urzagasti que falleció el pasado 27 de abril en la ciudad de La Paz a causa de un paro cardíaco.

Jesús Urzagasti
Nacido en Campo Pajoso, provincia Gran Chaco, en 1941, fue considerado – de manera unánime entre los intelectuales – como uno de los mejores escritores contemporáneos de Bolivia junto a otros de la trascendencia de Jaime Sáenz.

Su obra Tirinea, publicada en 1969 por Editorial Sudamericana de Buenos Aires, fue elegida entre las 10 mejores de la literatura nacional y traducida a varios idiomas. El autor, posiblemente inspirado en las llanuras chaqueñas en las que creció, utilizó el nombre Tirinea para describir “un lugar solitario con árboles fogosos y cálidas arenas expulsadas del fondo azul de la tierra. Perdida como está en la memoria de los ángeles, la vida allí no ejerce ningún control y soy yo el único sobreviviente”.

El escritor Rubén Vargas comparó esta novela con uno de los clásicos de la literatura latinoamericana al señalar que “como García Márquez inventó Macondo, Urzagasti inventó Tirinea, un Chaco boliviano”.

Urzagasti también fue autor de las novelas De la Ventana al Parque y Los Tejedores de la Noche, entre otras. Fue periodista del diario Presencia entre 1972 y 1998. Su sensibilidad artística lo llevó también al cine durante la filmación de Ukamau, un largometraje de Jorge Sanjinés, en la que el chaqueño fue asistente de dirección.
A lo largo de su carrera participó en seminarios literarios en países de América Latina, Europa y Estados Unidos. El año pasado estuvo una larga temporada en Italia donde presentó las traducciones de tres de sus libros al italiano y leyó textos inéditos.

El fallecimiento de este destacado hombre de las letras bolivianas, conmovió a intelectuales y lectores que hicieron público su lamento a través de medios de comunicación y redes sociales. Se publicó fragmentos de sus obras y hubo diferentes manifestaciones de afecto a quien fuera considerado, hasta el 27 de abril, el mejor escritor vivo de Bolivia.

Su cuerpo ya no está, fue despedido con aplausos y quedan sus palabras. Por ahora y por siempre sólo restará hacerle el mejor de los homenajes: leer sus obras y difundirlas.


María Silvia Trigo

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