LA VILLA DE SAN BERNARDO DE FRONTERA DE TARIXA EN LOS ULTIMOS 26 AÑOS DEL SIGLO XVI

10:03 p. m.


Cuando en 1574 llegaron los españoles y los tomatas que los acompañaron al valle de la frontera de Tarija en misión fundadora, el territorio al que arribaron ya era conocido con el apelativo de Tarija y era de absoluto dominio chiriguanae. Fue precisamente en este ámbito donde Luís de Fuentes y Vargas a quien se le otorgó, por CAPITULACION, el grado de Capitán y Justicia Mayor, procedió oficial y formalmente a la fundación de la Villa con el nombre de San Bernardo de la Frontera de Tarija  cumpliendo así   una estipulación contenida en la capitulación o contrato de fundación. El Santo Bernardo  fue elegido, por el Virrey del Perú don Francisco de Toledo, patrono de la flamante villa.

Fundada la Villa de San Bernardo, el Capitán, Justicia Mayor y Corregidor procedió a comunicar los nombres de los que fueron elegidos para formar parte del Cabildo y las funciones que les correspondía desempeñar; de Fuentes posesionó a los cabildantes y organizó la milicia, quedando de esa manera constituido el fundamento del estamento estatal-político-administrativo de la flamante villa.

PRIMER CABILDO DE LA VILLA DE SAN BERNARDO 

      Luís de Fuentes y Vargas                       Capitán y Justicia  Mayor  
      Alonso de Ávila                                      Tesorero
      Antonio Domínguez                               Alcalde
      Gutierre Velásquez                                 Alcalde
      Francisco Fernández de Maldonado       Escribano
      Blas Gonzales Cermeño                          Regidor
      Francisco Ortiz                                        Regidor
      Diego de Palacios                                    Procurador
      Juan de la Vega                                       Mayordomo
                                                                       Milicia: Capitán
                                                                                    Teniente (dos)

El clero, iniciado con frailes dominicos y agustinos, organizados en dos monasterios, una iglesia parroquial con un vicario y un “beneficiado” se constituirán con prontitud en un factor de influencia social, política y económico de la villa.  Fray del Castillo al respecto declaró: “…hay fundados(en Sant Bernardo) una iglesia mayor y dos conventos, uno de San Agustín y otro del Señor de Santo Domingo en donde de ordinario están o residen cuatro frailes” Pág. 364 T.VI. Sobre esta misma cuestión Luís de Fuentes declaraba: “…(hay) una iglesia parroquial, dos monasterios uno de la orden de Santo Domingo, muy fundado con haciendas y cuatro frailes, otro de la Orden de San Agustín con muy buenos edificios y estancias de ganado…Idem 358….y en la villa de Tarija, siete u ocho sacerdotes de ordinario en los monasterios, iglesias y parroquias” Idem Pág. 361. Diego García de Paredes, otro testigo de Luís de Fuentes declaraba: “…..la villa de San Bernardo de la frontera de Tarija, como está poblada de muchos vecinos españoles y torres, iglesia mayor, dos monasterios, con muchas heredades de pan e viñas y estancias de ganado de donde biene mucho sustento….” P.385 T.VI  “…frailes dominicos y agustinos que se sustentan con abundancia de las limosnas…..y rentas de haciendas y molinos, estancias de ganados, viñas y tierras de pan llevar..” Idem. Pág. 411
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De Fuentes dotó en propiedad, a dominicos y agustinos, espaciosos solares para la construcción de iglesias, parroquias y conventos  y de tierras bien ubicadas para chácaras y haciendas, incluyendo indios para cultivarlas y criar ganados; así se constituyó un nuevo segmento, el segundo en la villa, con el clero como titular. Con los factores tierra y mano de obra a disposición, dominicos y agustinos, lograron ya, en los primeros 26 años de vida de la villa, último cuarto de siglo, construir un notable entramado económico, político y social; en lo económico como está visto poseían haciendas, molinos, estancias de ganado, viñas, elaboraban vinos y realizaban otras actividades productivas; en lo político entretejieron estrechos vínculos con el cabildo y particularmente con la principal autoridad de la villa don Luís de Fuentes, el que mantuvo, con ambas órdenes, un muy cercano relacionamiénto, mutuamente beneficioso. El vínculo se inició en Potosí y posibilitó, luego,  tender un puente que acercó  a  de Fuentes con el Virrey de Toledo y consiguientemente allanó el camino para la firma de la capitulación que permintiría la fundación de San Bernardo; en lo social lograron reafirmar una fuerte adhesión de los pobladores de la villa a la autoridad de la corona española y en lo religioso a la fe católica. La influencia de la clerecía en la vida económica, política y social de la villa fue en múltiples oportunidades determinante.

En el contingente fundador vino el fraile dominico Francisco de Sedeño de la  orden de los Predicadores del Señor de Santo Domingo; Sedeño, sacerdote de hábito negro, se desempeñó como Vicario de la Casa del Nombre de Jesús. La Orden de los Predicadores del Señor, mas conocida como dominicos, fundada por Domingo de Guzmán en el año 1214, en Francia, con el objetivo de defender la ortodoxia de la fe de la iglesia católica con todos los medios a su alcance, incluso el militar; los dominicos disputaban con los franciscanos supremacía en la institución inquisitorial; los primeros estuvieron a la cabeza de la oficina del santo oficio, organizada en Potosí.

El acontecimiento que dio origen al surgimiento de un otro estamento  consistió en la distribución de  tierras de cultivo y crianza de ganado, las chácaras en distintos pisos ecológicos para garantizar la sobre vivencia de los fundadores, inicialmente desde Santa Ana a Iscayachi e incluso hasta el río San Juan del Oro; así quedó conformado un tercer estamento o segmento el de propietarios de tierras, los chacareros, encomenderos, esta última cualidad deviene del hecho de que a Luís de Fuentes, por orden del Virrey de Toledo, se le entregaron o se le encomendaron 40 chichas para que les sirvieran, a los fundadores, en la construcción de viviendas y en el laboreo de la tierra y el cuidado de ganados a cambio de convertirlos a la fe católica; entre chichas encomenados y tomatas reclutados a la fuerza por Rodriguez Durán sumaba 110 hombres, mano de obra de libre disponibilidad, a cada chacarero le repartieron uno, dos o mas indios, según su estatus en la villa; por ejemplo Francisca Hernández de Picón declaraba que en una de sus chácaras, la de Tarija la Vieja, tenía diez yanaconas visitados.

Mercaderes,varios, herrero, sastre, panadero, peluquero, sangrador, uno de cada especialidad y otros, fueron el basamento en la constitución del cuarto segmento. Sobre los mercaderes hay referencias precisas; en el testamento de Francisca Hernandez de Picón en una de las partes dice: “Declaro que debo a Diego Basca, vecino y mercader en esta villa ochenta pesos corrientes…” Pág 441 T.VI. Luego señala : “Declaro que debo a Gomes Fernández, mercader ocho pesos corrientes; y en prendas, ellos tienen una cazuela de plata que pesa dos marcos” Idem. Los mercader o comerciantes desempeñaban un importante papel en el intercambio de bienes, no solo en el interior de la villa , sino que vinculaban comercialmente la Villa de Sant Bernardo con Potosí principalmente.

 Los indios mitayos de hacienda, los indios yanaconas, los tributarios, los indios jornaleros, los de servicio doméstico, negros, esclavos de servicio formaban parte del quinto estamento La existencia de mitayos y yanaconas en las chácaras y haciendas de Tarija se constata por lo explicitado en testamentos, memoriales, documentos de pleitos, informes etc. En el testamento de Pedro Hernández se lee:  “Declaro que yo debo al Capitán Luís de Fuentes …..mando que, si pidiere que se le pague, mis albaceas y herederos le pidan por los agravios que me ha hecho y mitayos que me ha quitado” Pág.436 T.VI.. Don Luís de Fuentes administraba personal y directamente el reparto de mitayos en la villa de San Bernardo. Por lo afirmado, en este caso, por Hernández, el justicia mayor daba y quitaba mitayos a libre albedrío, por lo cual las contradicciones también afloraban entre los segmentos dominantes.

Respecto a los yanaconas el propio Luís de Fuentes escribe en su testamento: “Declaro que tengo labranzas en mis tierras de Tarija la Vieja con diez y ocho pares de bueyes, otras tantas rejas y aperones de labranza y el derecho de yanaconas.....que de todo dará cuenta Manuel Pérez y Francisco, portugués, mi mayordomo” idem. Pág.395. Los mitayos, yanaconas y jornaleros en servicio de Luís de Fuentes han debido de ser numerosos por que además de las tierras de labranza y haciendas, de Fuentes declaró en su testamento ser “dueño de cuatro mil ovejas…..cuatrocientas cabezas de puercos y cuatrocientas cabezas de ….los que parecieren y se hallaren en el valle de Tarija”  Idem. Pág.395. También dejó constancia de tener una estancia en “ la puna de Escayachi con sus aperos y casas y corrales con dos mil cabezas de ganado…). Idem. Pág. 395. Francisca Hernández de Picón en su testamento también deja establecido de la tenencia de yanaconas en los términos siguientes: “…Declaro por mis bienes la chácara y tierras de Tarija la Vieja con los bueyes y aperos de servicio y con diez yanaconas visitados; con siete yuntas de bueyes de arado…” Pág. 441 TVI. El trabajo servil yanacona también queda ratificado con la siguiente cita: “ estancia de Canazmoro con la torre que en ella está edificada y  de derecho de un yanacona casado y un hijo suyo que sirve en la dicha estancia” Págs. 312-313 T. VI.  Lo transcrito demuestra que a relaciones serviles estaban sujetas no solo individualidades sino también familias.

Finalmente los libres,  en la misma zona de frontera exterior a la villa de San Bernardo  lo conformaron los Chiriguanaes motejados de: infieles, apostatas, enemigos del género humano, enemigos de Dios, idólatras, ardilosos, mañosos y crueles, indómitos, malos y belicosos; los peninsulares  no se ahorraban epítetos para con los chiriguanos.  No era para menos, las razones colonizadoras sobraban; los chiriguanaes no aceptaban regalos, sobornos ni trato alguno que significara concesiones al enemigo conquistador. Los españoles tenían plena conciencia que los avá ( los hombres) eran el enemigo principal, y además se sabían pequeña minoría frente a un adversario valiente y combativo y el peligro que ello significaba si no desarrollaban una sólida política de alianzas con los chichas, con quienes  fueron muy cuidadosos en respetar sus privilegios y jerarquías, la de sus mujeres, hijos y de aquellos que fueran de su servicio.   

Uno de los principales problemas que enfrentaron los fundadores fue la crónica escasez  de mano de obra, el valle se encontraba, en esos años, habitado sólo por los chichas y tomatas recien traidos y por  chiriguanaes quienes preferían la muerte a convertirse en tapuy,(esclavos) de los conquistadores. Sin embargo se dieron dos circunstancias que les permitieron, a los colonizadores resolver así sea en parte tal cuestión; por un lado los fundadores  trajeron consigo un destacamento de 70  tomatas y sus familias; los que, por decisión de Luís de Fuentes, fueron reclutados a la Fuerza, de quebradas y huaicos, por  Juan Rodríguez Durán.  Por otra parte, el justicia mayor ordenó les devolvieran, a los tomatas, parte del territorio y tierras que estos poseían en Canasmoro y que habían abandonado ante el incontenible avance chiriguanae. Luís de Fuentes y sus allegados impulsaron el reasentamiento de los tomatas en Canasmoro con  estatuto de “indios libres vasallos del rey”, es decir no eran “indios tributarios” ó, lo que es lo mismo no  estuvieron  sometidos al pago de impuestos indigenales, esto es al pago,  sea en dinero, trabajo ó en productos, para la corona, tal como era obligación de otros chichas. El “privilegio” de los tomatas surgió del hecho de haber servido como guías, acompañantes: indios de carga y escudo humano de guerra contra los chiriguanaes, en el trayecto entre Potosí y Tarija; en este sentido los adjetivaron como indios libres, pero al mismo tiempo vasallos del rey,  es decir que se sometían a la autoridad del rey de España y en cuanto hubiese necesidad debían tomar las armas en defensa de la Corona y  en el momento que las autoridades coloniales los convocasen. La otra carga a la que se los sometía tenía que ver con el compromiso de ejecutar trabajo asalariado en las chácaras, similar a la mita; estrictamente no eran  mitayos de hacienda como otros chichas. La diferencia entre unos y otros era en cierta medida solo formal, pues los pagos en dinero eran ínfimos y les cancelaban cuando a los dueños de la tierras y del ganado les venía en gana y, en especial, cuando los indígenas a través de los “protectores de indios” exigían vía procesos judiciales el cumplimiento de salarios devengados.

En un pleito seguido por los tomatas contra García Enrríquez  por jornales devengados se lee: “En la dicha Villa de Tarixa, a veynte y siete días del mes de junio de mil quinientos e nobenta años……..se leyó esta petición: Don Pedro Tiutiu, natural de los indios tomatas, paresco ante Vuestra Merced, pidiendo mi justicia por mis indios….pido y suplico nos haga justicia, que nos pague(García Enrríquez) los jornales de los dichos a cavo de tanto tiempo que nos debe de nuestros trabajos….”

 Pedro Tulque, indio tomata de 20 años de edad, pastor de ovejas sirvió como tal a don García Enrriquez  de Guzmán durante un año mas o menos, por cuyo trabajo en la estancia de la que era propietario en Canasmoro, se ordenó la paga, vía notario, de 41,5 pesos.

Pedro Tayguana, indio tomata, por medio del intérprete (llamado comúnmente lengua), Diego Gonzáles, español, exige se le paguen 21 pesos y dos tomines de plata corriente por seis meses de trabajo.      Uno de los testigos de este pleito, Diego de Balla Narváez se expresó en la forma que sigue: “…….Los cuales dichos indios a quien así pagó el dicho don García eran tomatas (no se acuerda este testigo si entre ellos hubo indios chichas).                         
Por lo expresado por Balla Narváez, los españoles de la villa diferenciaban los tomatas de los chichas.

QUIENES ERAN LOS TOMATAS? Cual  su pertenencia étnica, Constituían una parcialidad chicha particularizada? Adoptaron, siendo de pertenencia chicha, el denominativo o apelativo tomata por habitar el lugar, sitio o territorio denominado Tomatas?

“ ….Luís de Fuentes presentó por testigo a un indio que dijo llamarse Pablo Venbola, natural que dijo ser del pueblo de Tarixa de la PARCIALIDAD  tomata.” Con la respuesta de Venbola las interrogantes anteriores tienen, al parecer, una respuesta, el testigo se identificaba a si mismo como perteneciente a una parcialidad, a la parcialidad tomata, es decir una identidad diferenciada a la de los demás chichas, los que por otra parte eran la única etnia, distinta a la chiriguanae que en ese periodo habitaba y señoreaba en el valle.

Cada tomata que había trabajado las haciendas de los españoles a cambio de dinero, eran denominados “indios jornaleros.” Además trabajaban sus propias tierras en determinados meses del año. Los indios mitayos, vivían en las chácaras del encomendero, carecían de tierra, por ello se las trabajaban y a cambio percibían jornales. Los yanaconas laboraban parcelas de las que se habían apropiado los españoles y que estos se las cedían en usufructo a cambio de trabajo en la época de siembra y cosecha. Mitayos y jornaleros tenían en común el recibir dinero a cambio de trabajo; las cuentas de días trabajados y dinero a recibir eran anotados en quipus; los españoles a diferencia utilizaban las denominadas cédulas para la anotación de cuentas.

En testamento de Pedro Hernández, el viejo, con fecha 25-VII-1585 se lee: “Declaro que debo a indios de jornales algunos pesos, mando que las cédulas y quipos que mostraren deberles, se les paguen de mis bienes.” Pág.436. Las primeras referencias sobre uso de quipus en la relación de españoles y chichas de Tarixa se remonta al año 1568, cuando los chichas peticionaron a la Audiencia de Charcas que Pedro de Zárate y con los que, con el iban les pagasen “por cierto maíz y otras cosas” que les entregaron cuando marchaban en misión de castigo hacia los indios chiriguanos. El Lic. Matienzo ordenó que Pedro de Zárate pagase todo lo que apareciere en los QUIPOS de los indios.Págs.23-24 T. VI

Resulta revelador encontrar que en el valle de Tarixa ciertas relaciones de trabajo y transacciones económicas se anotaran en QUIPUS, lo cual mostraría que en algún momento el territorio Tarixa estuvo anexado al imperio inca, aunque antropólogos y arqueólogos sostienen que el uso de los quipus es anterior al imperio inca, mas propiamente al horizonte medio tiahuanacota de habla aymara. Como se sabe los quipus…..   

El documento 832 contiene el pleito entre Luís de Fuentes y García Henríquez, sobre jornales de los tomatas. Tarija y La Plata. 1590-1596.ANB, EC1598, nº,10, ff 9-20
         
NOMBRES Y APELLIDOS DE LOS TOMATAS

        Los tomatas usaban un solo apelativo, los españoles les asignaron nombre de pila y, el apelativo único que tenían, terminó convertido en apellido. Los filólogos que en algún momento estudien estos datos podrán aportar luces sobre los vínculos de este extinguido pueblo en territorio tarijeño.

NOMBRE ASIGNADOS POR LOS ESP.      APELATIVOS TOMATAS

                             Pablo                                                     Venbola
                             Lázaro                                                   Cocana
                             Martín                                                    Supi
                             Diego                                                      Chusco
                             Juan                                                       Yeta
                             Pedro                                                      Socpasa
                             Pedro                                                      Quelica
                             Pedro                                                      Tayguana
                             Hernando                                               Vitopa
                             Pedro                                                       Tulqui
                             Diego                                                       Cayo
                             Juan                                                         Guacha
                             Jhoan                                                       Zaira
                             Lorenzo                                                   Auta
                             Pedro                                                       Tiutiu
                             Diego                                                        Sarara
                             Diego                                                        Aucoyti
                             Maria                                                        Huco
                             Diego                                                         Carapura
                             Alonso                                                       Tiahuanacu
                                                                                               Turque
                             Pedro                                                         Quilasa
                             Juan                                                           Baira
                             Diego                                                          Carara
                             Diego                                                          Payta
                                                                                                Tolaba  
                             Felipe                                                         Tomahavi

En la actualidad, de los apelativos tomatas señalados, presumiblemente solo quedan: Payta, Tolaba, Cayo, Cocana y Chusco. El apelativo Tiahuanacu, existente en la lista, podría señalar un origen aymará; en cambio Tomahavi significa, en quechua, viento frío fuerte, sopla en Potosí entre mayo y agosto. Los nombres o algunos de ellos señalan origen aymara y/o quechua; estudios lingüísticos, arqueológicos y antropológicos, que en algún momento realizarán los expertos en esas temáticas, con seguridad aportarán luces para conclusiones científicas respecto a la pertenencia étnica y familia lingüística de chichas y tomatas.
                                    
PUEBLO DE ESPAÑOLES Y PUEBLO DE INDIOS

En los primeros años de vida de la villa se configuraron dos asentamientos humanos, el uno denominado San Bernardo o “pueblo de españoles” y, el otro nombrado Tomatas o “pueblo de indios”. En el pueblo de españoles no todos los que allí vivían “podían aspirar a la vecindad, por ejemplo, no figuran los nombres de clérigos y frailes no representantes de sus órdenes, nombres de parientes o allegados de los vecinos, mercaderes, artesanos, criados, esclavos u otros” T.VI, pág. XXI. En el pueblo de españoles, el primer año de vida de la villa, el número de habitantes peninsulares no excedían las cincuenta personas, dos años después, según Juan Rodríguez Durán, uno de los fundadores, “los habitantes hombres entre salientes y entrantes oscilaban entre 250-240” .T.VI, págs. 416-41  Si se toma en cuenta a las personas que no podían aspirar a la “vecindad” y, a las mujeres que por concubinato, eran consideradas como pertenecientes a la “República española” y niños de la villa se podría suponer que el número de habitantes españoles de la villa ascenderían a mil personas. Así la villa se fue consolidando y ganando en importancia, tanto por la variedad de productos que se iban logrando y comercializando como por el número de habitantes.

La Villa de San Bernardo fue trazada, como era común en esa época, a cordel, siguiendo el modelo ajedrezado; la plaza fue diseñada y construida inicialmente como una plaza-fuerte con una empalizada en todo su perímetro y torres-vigía donde se ubicaban los centinelas para dar la voz de alarma en caso de percibir la proximidad de chiriguanos, considerados enemigos de alta peligrosidad. En torno a la plaza fuerte se fueron construyendo el cabildo, la iglesia mayor y las casas del capitán y de otros notables. En el interior de la plaza fuerte fueron residenciados esclavos y los 40 indios chichas cedidos temporalmente por el Virrey Francisco de Toledo para servir a los fundadores. Para los españoles evitar que los chichas fugasen  era vital para su sobre vivencia y mantenerlos controlados en la plaza fuerte les resultaba una solución necesaria. Así la plaza, en San Bernardo, cumplía dos funciones a la vez, una de defensa y otra de sujeción carcelaria. Para la construcción de  viviendas que los españoles levantaron en la villa utilizaron  la misma lógica que la seguida en el emplazamiento de  la plaza fuerte: repeler cualquier ataque de los  chiriguanaes; cada casa contaba con una torre vigía para albergar a su  morador y desde allí defender su vivienda y la villa; se denominaron casas-fuerte.

Del asentamiento tomata del así llamado “pueblo de indios” se sabe aun  muy poco, una vez  que les restituyeron tierra y territorio que habían “tenido y poseído de antes en tiempos del inga” es que, dicen: “hemos hecho mas casas habitando en las dichas tierras y haciendo nuestras chácaras …”  Pág.214

Los españoles que consideraban a los nativos “racial y étnicamente” inferiores en todos los sentidos, planificaron el avance territorial de la corona fundando una villa o pueblo de españoles y confinando a los “hombres libres vasallos del  rey” en un asentamiento al que denominaron “pueblo de indios”, en lugar de pueblo de tomatas. Los habitantes del pueblo de indios podían entrar al pueblo de españoles solo para prestar algún servicio, sea para su defensa militar o para realizar algún trabajo requerido por el colonizador.  La segregación, exclusión y racismo estuvieron presentes en el proceso mismo de la colonización, la que se materializa además con la dominación y con la explotación económica. Como se puede apreciar la esencia  del apartheid fue, al parecer, herencia que dejó el imperio español al imperio ingles.

En el nuevo escenario territorial, económico, social y multiétnico Dos fueron las  principales preocupaciones de las autoridades fundadoras de San Bernardo:
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            1.-Diseñar y ejecutar una estrategia de guerra para enfrentar a los chiriguanaes, adversarios temidos, valientes, aguerridos y profundamente conocedores de los vericuetos del pie de monte cordillerano. De Fuentes pretendía aislar, encerrar a los chiriguanaes en la cordillera.
              

2.- Construir y ejecutar una estrategia productiva de autoabastecimiento, de sobre vivencia primero y luego una fase de generación de excedentes para su comercialización en Potosí.

Los colonizadores vinieron preparados para ambos frentes de acción, pero tuvieron que realizar esfuerzos extraordinarios para no perecer en el intento. Todos tenían, a la vez, un arma y una herramienta de trabajo en las manos.

La cultura inicial de la villa estuvo determinada, básicamente, por los aspectos señalados; fue la cultura de la guerra y de la producción, cada habitante era a la vez un soldado y un chacarero; pero está claro, nada hubiesen podido hacer sin chichas y tomatas.

COLONOS, COLONIZADOS Y PUEBLO LIBRE EN EL TERRITORIO TARIJA

Los colonos españoles ocuparon parte del territorio Tarija, estableciendo la villa de San Bernardo, entendida en primera acepción  como espacio urbano habitado por españoles y, en segunda percepción, como espacio urbano mas el espacio rural que comprendía el territorio de chácaras y áreas de influencia como el territorio ocupado por tomatas, llamados “hombres libres vasallos del rey”. Españoles y tomatas constituían: los primeros, los colonos y los segundos, los colonizados; en colindancia con este binomio se encontraban los chiriguanaes o pueblo libre, enfrentados a colonos y colonizados.

En el territorio Tarija, la contradicción principal en el último cuarto del siglo XVI no se establece entre colonos y colonizados, sino entre colonos y pueblo libre chiriguanaes. Entre colonos que querían con urgencia mas colonizados y territorios contra chiriguanaes que defendían territorio, cultura (su modo de ser y sentir) y libertad, en suma su TECOA.   

LA CULTURA DE LA GUERRA: GUERRA  A FUEGO Y  SANGRE CONTRA LOS CHIRIGUANAES 

Se “hará predicar el  Sagrado Evangelio y enseñar las cosas de nuestra santa fe católica a los naturales e infieles. Se conviene en incorporar un sacerdote para el bautizo de los indios que hubiere y que hay en la jurisdicción de la villa. Se tomarán todos los recaudos para que los naturales se sujeten en cuanto a lo espiritual, a la obediencia de la Santa Madre Iglesia Romana, y en lo temporal, al señorío y dominio de la Majestad del Rey Don Felipe nuestro señor, y a la Corona de Castilla” (25)

Los chiriguanaes tenían su propia percepción del mundo, su cosmovisión, su “Dios” tutelar: Tumpa, el representante en la tierra de ese ser superior; buscaban el kandiré: la tierra sin mal, la tierra de la felicidad; percibián sus espíritus buenos y sus espíritus malos, su ipaye y su aña; su manera de entender la familia y de cómo organizarla, tenían y entendían la relación de géneros desde su perspectiva; la poligamia se percibía como comportamiento aceptado, sobre todo la poligamia-poliginia no así la poligamia-poliándrica y, ser fuertes y guerreros como una necesidad de vida.

De pronto hombres extraños, por la fuerza de la violencia intentan sujetarlos a la obediencia de la “Santa Madre Iglesia Romana”, es decir cambiarles su mundo espiritual por un dios extraño, por santos y vírgenes que no podían comprender, por ritualidades, costumbres y tradiciones extrañas, ajenas; la resistencia a tales pretensiones duró siglos.

La cruz iba acompañada de la espada para sujetar a los chiriguanos al “señorío y dominio de la Majestad del Rey Don Felipe”; lo conquistadores querían “esclavos” para las minas y haciendas, como se equivocaron, los españoles, con los chiriguanaes, estos preferían la muerte a ser tapuy (esclavos) de alguien, por lo cual aceptaron el reto, la guerra a “sangre y a fuego” de los españoles fue respondida por la guerra a “sangre y flecha” de los chiriguanaes. 


Victor Fernando Soto Quiroga  

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